Estación de Usaquén
autor: Lina Maria cabezas , Sahilyn Calderon
SEPTIEMBRE/2017
FECHA: 20/
SEPTIEMBRE/2017
FECHA: 20/
La estación quedaba en medio de un potrero inmenso y desde allí se desplazaban turistas, comerciantes y familias enteras que venían del norte (sobre todo de departamentos como Boyacá y Santander) a Bogotá.
En esa época no había carreteras, así que la estación de Usaquén y de La Sabana, en la calle 13 con carrera 18, eran los centros de recepción más importantes para los visitantes de la capital.
Las estaciones de cada pueblo en el territorio colombiano eran como una plaza principal y se podían conseguir los productos tradicionales de cada región; eran lugares llenos de movimiento, color y vida. Pero a partir de la segunda mitad del siglo XX, la estación de Usaquén padeció, junto a muchas otras en todo el país, los males del olvido.
Los ferrocarriles tuvieron un deterioro grave, se fueron extinguiendo y poco a poco la estación se fue deteriorando. "Hoy está mejor que en otras manos", dice Sergio Rodríguez, coordinador de la empresa Turistren, que desde hace 6 años administra la bella estructura.
Antes de ellos, Ferrovías arrendó los predios para que funcionara una cafetería, pero como los dueños del negocio no consiguieron que les habilitaran zonas de estacionamiento sobre la avenida 9a., dejaron el lugar para darle espacio al Tren Turístico de la Sabana, una idea que nació en 1992 después de una reunión de cuatro amigos que decidieron rescatar el patrimonio histórico a través de los trenes.
Llegaron hace 6 años a la estación de Usaquén para instalar sus oficinas, pero primero tuvieron que ponerse el overol para trabajar, tapar goteras, pintar paredes, poner jardines, flores y darle vida a este lugar que no pasa desapercibido ante los ojos de quienes transitan diariamente frente a su fachada.
Hoy, el Turistren revive la historia de la estación movilizando viajeros en sus cuatro locomotoras de vapor. Datan de 1947, son las últimas de este tipo que llegaron a Colombia y en Suramérica son las únicas que se encuentran funcionando actualmente. Solo en el país hubo más de 600 locomotoras a vapor y todas se estaban convirtiendo en chatarra.
La locura de mantener vivo este medio de transporte ha sido una empresa complicada, pero según sus dueños "se hace con cariño porque solo en Colombia puede hacerse este fantástico recorrido y revivir la historia de este importante medio".
Comentarios
Publicar un comentario